domingo

- ¡No deberías hacer eso...!
Intenta apartar el vaso tras el que esconde su mirada, con un gesto entre serio y divertido. Ella lo mira, siempre parapetada tras su copa de lambrusco, y sonríe tras el cristal rosado por el líquido.
- ¿El qué?
- ¡Eso! Vamos... Mirar el mundo tras un líquido rosa. Pareces la imitación a la española de aquel anuncio de Martini Rosato...- le dice con un guiño y una sonrisa colgando de los labios.- Y no deberías hacerlo.
- ¿Por qué?
Acerca más aún la copa a sus ojos color miel, que aparecen ante él aumentados cien mil veces, como deformados, y aún así, siguen siendo inconfundibles.
- Porque no. Si te acostumbras a mirar la vida tras un cristal rosa, ¿qué ocurrirá cuando bajes la copa y te atrevas a volver a ver el mundo como siempre? Apreciarás los grises, el humo, los colores aburridos. Es mejor saber a lo que te enfrentas desde el principio...
- Mmm... ¡No tienes ni idea!- sus ojos marrones rosados gigantes también le sonríen.- Percibiré el gris, y el humo, pero también sabré disfrutar del amarillo del sol dorando mi piel, de los globos de colores de los niños, del azul del cielo, y de tus ojos.

3 comentarios:

J. dijo...

Preciosa entrada. A veces no está mal un toque de color a la vida, aunque sea artificial ;)

Laura dijo...

Me encanta! Aunque decidamos maquillarlo un poquito de rosa, nunca se debe olvidar el resto de colores ^^

Marian dijo...

Una gran entrada ! Bonito blog ! :)