lunes

África

África es especial. Matemáticamente perfecta y físicamente increíble, más bien por la química que emana de su olor a ébano y a sol y a mar, por el vaivén de sus caderas al moverse, por su forma de desenvolverse entre la gente como si no hubiera nadie más, como si el mundo sólo fuera una pasarela hecha a su medida y en cualquier momento fuera a echarse a volar con sus alas de plata

Pierde el tiempo casi tanto como los pendientes, siempre grandes, de marfil, como su sonrisa.
África es sueño, es vida, es sonrisas de una tarde de otoño y ojos de caramelo, suaves como su voz, dulzones como su colonia. Es ese secreto a voces, el susurro que provoca un escalofrío, la brisa de verano, es imprevisible.

Es sólo y exclusivamente ella, amarrada a las cuerdas de una guitarra y anclada en algún lugar de la memoria, perdida entre los acordes de un piano desafinado.

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