domingo

...¿Te acuerdas?

¿Te acuerdas? Cuando andabas por las calles a solas, contando los pasos que faltaban para llegar, o tal vez para terminar de escapar de todo. Con tu gorro de lana haciendo equilibrios sobre tu melena, y un halo de incertidumbre rodeándote, como si quisieras desaparecer para siempre. Tal vez fuera eso lo que más llamaba la atención de ti, tus ganas de pasar desapercibida, tus ansias de degustar el mundo a pequeños bocados.

Cuando ponías la cabeza así, un poquito inclinada, y observabas a todo aquél que pasaba, tan absorto en su propio mundo que apenas podía imaginar que aquella chica de la cazadora vaquera estaba imaginando una vida, tal vez mejor, para él. Siempre tú, sentada en un banco, con las piernas cruzadas y dejando pasar el tiempo y la vida por entre los dedos de tus manos, sintiendo el aire jugar con el eterno rosa de tus uñas.

¿Te acuerdas? Cuando tu mayor preocupación era canturrear por las mañanas en la ducha y ponerte la colonia después, en puntos estratégicos, sólamente al alcance de olfatos estratégicos. De tus días de sonrisas y conversaciones a media voz, de susurros y caricias en el momento perfecto, en el lugar adecuado, de escalofríos y besos escondidos en la comisura de los labios, esperando a que alguien los encontrase.

Días de sentir que una sonrisa invade irremediablemente tus labios, de pasear con los brazos en cruz por encima de los acantilados, escuchando solamente el mar y una respiración acompasada.

Sí, claro que te acuerdas... Y si no, aquí, dentro de ti, estarán guardados todos esos pequeños momentos que creíste haber olvidado por el camino, sutilmente teñidos de rojo. Sólo tienes que cerrar los ojos, como hacías antes, y dejar que tu vida vuelva a buscarte. Habrá momentos buenos y malos, como las canciones tristes y alegres de un disco de música, pero todas están ahí, grabadas, y forman parte de ti.

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