martes

Invierno

¿Sabes? Odio tener que esperar... y más aún, desesperar. Cuanto más cerca estoy, más lejos te siento, un círculo cerrado, una caída al vacío que nunca termina. Y de pronto, no veo nada, negro, he llegado al suelo. Se acabó.

A veces se hace necesario un poco de aire fresco, abrir la ventana en una noche de noviembre y salir al balcón, y sentir cómo el frío trae hasta mi piel el saludo del invierno, que me provoca escalofríos...y una sonrisa, melancólica, gris como las nubes que me rodean, como lo que un día fue mi corazón. No quiero volver a verte reflejado en el espejo, a mi lado, y descubrir al desempañarse el cristal que no fuiste más que una ilusión, un espejismo, como un falso oasis que aparece en medio del desierto, de mi desierto.

Invierno significa frío, soledad, gris, nubes, viento, nieve. Pero ahora que tú ya no estás, o que yo no quiero que estés, para mí significa cambio, y calor, y sonrisas bajo un edredón que me protege del resto del mundo, de ti e incluso de mí, de esas nubes negras que descargan lágrimas que mojan una almohada en una fría noche de noviembre.

Y justo en el momento en que te das por vencida, en el que andas en círculos entre la espesa niebla blanca sin encontrar el camino, aparece algo a lo lejos. No sé muy bien qué es, pero quiero acercarme, con cuidado, paso a paso, sin mirar atrás pero tampoco mirando demasiado lejos. Tú. Novedad, cambio, perfección. No sé si lograré llegar hasta donde tú estás sin perderme, sin perderte, pero lo intentaré.
Porque todos merecemos ser la primera persona en quien alguien piensa por la mañana. Me caí, tropecé con las piedras y me hice daño... pero el tiempo lo cicatriza todo, y ahora comprendí que nos caemos para aprender a levantarnos. Y yo ya vuelvo a estar en pie, y pisaré fuerte hasta romper el hielo del invierno.

Porque no quiero más porqués flotando sin ser vistos, ni más noches en vela ni lágrimas saladas con sabor a ti que preguntan dónde estás.

No hay comentarios: