jueves

Se miraron por primera vez un 4 de julio. Y el aire se cargó de electricidad. Tan opuestos que lograban invertir el magnetismo de los polos cada vez que se rozaban. Tan físicamente perfectos como químicamente imposibles, auténticas quimeras de piel y hueso.
Uno de sus bailes hacía temblar la tierra. Una de sus miradas seguida de un beso provocaba el apagón, que aprovechaban sin pausa pero sin prisa, marchándose lentamente del lugar y encendiéndolo todo a su paso. Jugaban a mezclar sus cuerpos, sabiéndose agua y aceite, ácido y base. El fuego de la melena de ella encendía la piel de hielo de él, desafiando las leyes de la física sin importarles apenas. Sin haber oído hablar jamás de la imposibilidad del fenómeno, ellos sí se esperaban cada tarde para pasear por el centro de la Tierra.

1 comentario:

un par de lacasittos dijo...

oooh, pero que bien escribes!=D